¿Quién no lloró con la película de Marley y yo? En la pantalla grande, la muerte de un perrhijo, gathijo o cualquier animal de compañía siempre es triste, inclusive más que la de un personaje humano. Sin embargo, en la vida real este acontecimiento no tiende a recibir la importancia que se merece, ya sea por desinformación o por la propia necesidad del doliente por suprimir sus emociones debido a la vergüenza.
Actualmente, los perros, gatos y demás, son mucho más que mascotas, sino una parte importante de la familia, a quien se le puede querer tanto que no importan los gastos extraordinarios con tal de preservar su bienestar. Según datos de El Economista (2020), los dueños de perros del país pueden llegar a destinar más de 3 mil pesos mensuales, dependiendo si se requieren cuidados especiales como hospitalización, alimentos indicados, medicamentos, etc.
A pesar de todo el amor que las personas puedan sentir por sus amigos peludos, hay un gran inconveniente: la expectativa de vida de los perros es de entre 10 a 15 años, mientras que los gatos pueden vivir hasta 16. Existen otros animales de compañía como los roedores que no superan los tres años de expectativa de vida, mientras que una tortuga doméstica puede alcanzar hasta los 20 años.
En todos estos casos hay un punto en común: los animales de compañía estarán un tiempo limitado con nosotros. Y, aunque de alguna manera todos los dueños de perrhijos y demás, están conscientes de que su peludo envejece a un ritmo mucho más acelerado que los humanos, nada los prepara realmente para afrontar su ausencia.
Mi perrhijo se ha ido, ¿ahora qué?
No importa que tu perrhijo, gathijo o tu gran amigo no humano haya estado contigo un año, cinco o 15. El primer paso para superar su ausencia es aceptar que tu dolor es completamente válido y real. Probablemente no falten comentarios como “solo era un perro, puedes adoptar otro”, “encontrarás un perro igual al que tenías”.
Por ello, es importante que entiendas que, aunque no puedas cambiar lo que piensan los demás, sí puedes asegurarte de no minimizar tus sentimientos y hacerlo saber de una manera asertiva; por ejemplo: “Sé que para ti la muerte de mi perro puede parecer poca cosa, pero para mí es un dolor muy grande que estoy tratando de superar. Te pido por favor que no hagas ese tipo de comentarios si no comprendes mi situación”.
Durante tu proceso de duelo, nunca debes olvidar que tu tristeza no es una exageración, ni permitir que otros te lo digan directamente (aunque no cambien su puto de vista). Permítete llorar todo lo que necesites y, si te es posible, tomarte unos días para descansar.
Recolección de las cosas de tu perrhijo
Seguramente tu casa estará llena de las cosas que le pertenecían a tu amigo peludo: su cama, ropa, juguetes, platos para comer y beber, medicamentos, comida, etc. Es probable que quieras conservar algunas cosas como su collar o placa de identificación, sin embargo, no es recomendable conservar todas sus pertenencias en cada rincón de tu casa. No tienes por qué tirarlas, seguramente encontrarás algún dueño que les sirvan las pertenencias del que fue tu amor peludo y así, darle la oportunidad de beneficiarse de estas, sobre todo si se trata de medicamentos o alimentos especiales.
Liberarte de sus cosas no significa que lo olvidarás, como dijimos, probablemente quieras quedarte con algún objeto con un alto valor sentimental y, en el caso de cremación, conservar el contenedor en un lugar especial y seguro. Gran parte de los que dejó tu amigo peludo en vida, puede ser de gran utilidad para otro y así, preservar su memoria a través de la felicidad generada al afortunado receptor.
¿Es buena idea adoptar a otro perrhijo?
Adoptar a un perrhijo o cualquier animal de compañía siempre será buena idea. Sin embargo, hay que procurar que sea en el momento adecuado. La llegada inmediata de otro integrante peludo no te permitirá llevar un proceso de duelo adecuado y, por lo tanto, el recién llegado tampoco gozará de las atenciones que un dueño completamente feliz le daría, al evocar a su anterior mascota en él, e incluso, llamarlo por su nombre.
Por el contrario, tampoco es saludable cerrarse nunca jamás amar a un animal de compañía. Todo tiene su tiempo, y tú sabrás cuando estés listo para volver a recibir el amor de un perrhijo, pero lo importante es no forzarlo y dejarte sentir toda la tristeza por tu amigo que ya no está.
¿Terapia por la muerte de un perrhijo?
Aunque en los últimos años han habido avances al respecto, todavía prevalece la estigmatización por la salud mental. Nunca falta quien piensa que ir a terapia psicológica o psiquiátrica es solo para “locos”. Ahora, sumar a esto la poca importancia que se le suele dar a la pérdida de un perrhijo o animal de compañía, pueden hacer dudar al doliente a pedir ayuda especializada.
En realidad, un especialista en tanatología debe guiar a una persona que esté pasando por cualquier tipo de pérdida, sin juzgarlo o minimizar sus emociones. En caso de que el dolor por haber perdido a tu perrhijo sea tan grande que te esté dificultando reincorporarse a tu vida cotidiana, acude con un especialista que te sepa orientar. Recuerda que tu salud es primero, por lo que los pensamientos de “no es para tanto” o “yo puedo solo”, solo alentarán tu proceso de sanación.